Quién ha visitado alguna vez la undécima Región estará de acuerdo en que
es una de las zonas más hermosas y cautivantes de nuestro país y quizás una de
las más exuberantes del planeta. Su naturaleza la ha provisto de
maravillas inigualables, al mismo tiempo la ha dotado de recursos, que
bien administrados podrían tornarse inagotables, particularmente por la
gigantesca superficie de agua dulce con la que cuenta. Sin embargo, al igual
como ocurre con la mayoría de las otras regiones ha sido devastada por el capital
nacional y transnacional, quienes han visto en ella potencialidades importantes
para el futuro que, ciertamente no tienen como propósito mejorar la calidad de
vida de los pueblos y sus habitantes, sino que, buscan aumentar su tasa de
ganancia al costo que sea, aunque ello implique destruir la naturaleza y el
medio ambiente.
Los intereses de las hidroeléctricas, de las compañías mineras y de las
empresas marítimas son impresionantes, buscan apoderarse del territorio que es
uno de los más extensos del país y convertirlo en la base de la expansión de
sus negocios. Parte importante de su superficie ya ha sido adquirido por los
grandes magnates chilenos y extranjeros, un ejemplo de ello es Villa O’Higgins
donde Luksic es uno de los importantes hacendados de esa lejana tierra, los
dirigentes de la zona comentan que hace mucho tiempo: "...han querido saber si es cierto que quiere comprar
más de 6 mil hectáreas fiscales en donde viven desde hace 50 años muchos
campesinos de la zona que no tienen regularizadas las escrituras". Es
decir, empresarios cuyos propósitos se desconocen aumentan la propiedad sobre
territorios hasta hace poco, desconocidos y cuyo esfuerzo por desarrollarlo le
correspondió a los colonos que sacrificaron parte importante de sus vidas por
esta región.
La lucha que llevan adelante los ciudadanos de la región merece el apoyo
de todo el pueblo chileno, especialmente de los trabajadores, de los explotados
de siempre.
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